La Generalitat de Catalunya… la madre de todas las élites…

Recomiendo la lectura del Periódico El Independiente, sobre esta película, en: https://www.elindependiente.com/series-y-television/2021/12/30/no-mires-arriba-la-contundente-critica-a-la-relacion-entre-la-ciencia-y-el-gobierno/

Y bien pudiera ser esta imagen sacada del programa de Susana Griso del programa Espejo Público de Antena 3 TV.

No mires arriba, la nueva bomba audiovisual de Netflix, dirigida por Adam McKay, que persiste de manera indiscutible en el buscador de Twitter. Una sátira a la frivolidad postmodernista y a la muerte cerebral que la política descarga en la ciencia, haciendo referencia a la sociedad actual en la que vivimos, frente a una pandemia inmanejable y un silencioso cambio climático. Desde que llegó a la plataforma el 24 de diciembre se ha encontrado en la rueda constante de las críticas sociales; fenómeno cinematográfico para unos y carente de argumento y humor para otros. En ella, se describe la falta de capacidad de un Gobierno con tendencias trumpistas por solucionar la llegada de un meteorito a la tierra.

La trama principal se centra en dos científicos, Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), doctorada en Astronomía de la Universidad de Michigan y Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), catedrático de la misma universidad, que descubren que un cometa de nueve kilómetros de diámetro se dirige a la superficie terrestre. Su magnitud y velocidad es tan colosal que causará una explosión mucho mayor que cualquier extinción previa. Por ello, ambos deciden dar voz de alarma, primero al directivo de la NASA y después a La Casa Blanca.

Con el llamamiento se divide al mundo entre los que luchan, con esfuerzos desmesurados, por concienciar a la población del peligro que corren y entre los que, como una referencia directa al título de la película, miran hacia abajo, haciendo oídos sordos a todo lo que está ocurriendo a su alrededor de una manera sumamente negacionista. Detrás del liderazgo principal de estos últimos se encuentra una insuperable Meryl Streep (Orlean) con semejanzas a las actitudes de Donald Trump junto a su hijo y jefe de gabinete, Jason, interpretado por Jonah Hill con una fuerte imitación a Ivanka Trump, que incluso los mismos actores dejaron entrever con una tímida confirmación en la promoción.

Ante la pasividad política estadounidense, Dibiasky y Mindy, tras un intento de vender la exclusiva al periódico New York Herald, aparecen en el prime time del programa de moda del mismo grupo, The Daily Rip, presentado por una Cate Blanchett (Brie en la película) idéntica a nuestra Susanna Griso y Jack (Tyler Perry). Otra crítica a la televisión entre bambalinas donde la dupla cumple con lo que la audiencia demande: desde escándalos sexuales entre los dos artistas juveniles del momento hasta la falta de dramatismo o burla frente a una inminente catástrofe mundial. Y entonces entra en escena un público realmente obsesionado con las redes sociales que ya no presta atención a la televisión.

Es tan salvaje la crítica a las redes sociales como a los que las controlan. Y ahí aparece Peter Isherwell (Mark Rylance), el verdadero conductor del asunto, un gurú absolutamente desconectado de la realidad que se topa con el debate interno de financiar la operación de rescate o cancelarla con el fin de rascar un pequeño beneficio gracias al conocimiento de una tecnología que está lejos del alcance de cualquiera. En él se puede detectar una clara combinación entre Elon Musk y Steve Jobs.

He aquí un spoiler. La empresa de Isherwell, Bash, descubre valiosos materiales en la superficie del meteorito y en lugar de desviarlo decide destruirlo para extraerlos. La Casa Blanca, que funciona como títere de la empresa, cambia de estrategia presidencial apoyando la decisión de Peter y pide a la población que ignoren la existencia del proyectil, que no miren arriba: «¿Sabéis por qué quieren que miréis para arriba? Porque os quieren con miedo», grita la presidenta en uno de sus mítines.

El cambio climático como factor impulsor

El director tomó referencias principales de Estados Unidos, pero cada país ha encontrado las suyas propias. La paradoja de la creación de McKay es que anunció su rodaje en 2020, cuando aún no había llegado la pandemia ni existía posibilidad de que esta influyese en ningún guion de cine, serie o televisión. Pero si existía un factor común, la reciente lucha contra el cambio climático y la retirada de Donald Trump del Acuerdo de París. La actual crisis sanitaria ha adoptado un innegable segundo significado para acercar aún más a la realidad a países como España, que aún batallan contra la incertidumbre, las acciones políticas contradictorias y el criterio científico. Una sátira no solo dedicada a la gestión del Gobierno sino al importante papel de la sociedad, a la actuación que adoptamos ante un problema humanitario.

Las redes sociales se han llenado de críticas, buenas y malas, de caras conocidas que han dado su propia visión y perspectiva de la película.

«Acabo de ver No mires arriba y me ha gustado mucho. Nunca creí que podría disfrutar tanto mientras el mundo se va al carajo», señalaba el escritor Arturo Pérez-Reverte.

También están los que creen que la película es una crítica a la gestión de la izquierda, en este caso, encontrando la figura de Pedro Sánchez en Meryl Streep. Un hecho que el propio director ha desmentido en su perfil de Twitter: «Tenemos la ciencia para resolver la crisis climática. Solo necesita ser ampliado y desarrollado. Nos falta conciencia, voluntad y acción». «Deberíamos estar construyendo y dotando de personal a unas pocas docenas de laboratorios del Proyecto Manhattan en todo el mundo para investigar la eliminación de carbono del cielo y el océano. Esto debería haberse hecho hace años.»